Óscar
Estoy impartiendo clases particulares desde hace más de 10 años. Soy Economista. He desarrollado mi profesión en grandes grupos empresariales desde que terminé mi carrera universitaria. Siempre me ha ido muy bien y he tenido muy buenos contratos de trabajo con nóminas muy altas. Pero desde la crisis económica de 2008, que a la mayoría de empresas españolas afectó, a la mía también. Entré en un ERE, pero mi salida del grupo empresarial en el que estaba fue en marzo de 2011. Aunque luego he trabajado en otros puestos de trabajo, desde entonces me he dedicado a dar clases particulares de asignaturas relacionadas con mi carrera universitaria. Sobre todo a universitarios de grado ADE, dando clases de Contabilidad, Economía, Microeconomía, Macroeconomía, etc… Lo mismo a universitarios que estudian otro grado, pero tienen asignaturas relacionas con Economía. También a alumnos y alumnas de E.S.O., a bachilleres y de Formación Profesional.
Mi experiencia siempre ha sido estupenda. Tengo muchos alumnos y los que he tenido, la mayoría, siempre dicen los mismo: que quedan muy agradecidos. Suelo dar las clases con la mayor dedicación posible. En muchas ocasiones, los alumnos o las alumnas, después de hacer los exámenes y obtener la nota, me han llamado para agradecerme la calificación que habían obtenido. Ahora mismo recuerdo varios casos. Un chico, al que le di Contabilidad, obtuvo un 9 en el examen. Me llamó y me dijo que había sido muy claro en mis explicaciones y que las entendió muy bien. Además sus padres trabajaban como administrativos en un banco. También me llamaron y querían invitarme a cenar, pero les dije que con lo que me pagaron era suficiente porque ese era mi trabajo y lo debía hacer bien.
Aparte, otros casos como este me han ocurrido.
Con los alumnos y alumnos de otros estudios, como E.S.O. o bachilleres, además de dedicarme al alumno, en algunas ocasiones he tenido que hablar también con los padres por mi preocupación con el alumno. Pues, a veces, me daba cuenta que no dedicaba el esfuerzo necesario en la materia que le explicaba. Hablaba con los padres para ver si podían poner un remedio con el hijo o la hija. En algunas ocasiones lo conseguía, pero los padres siempre me lo agradecen.
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